Las nubes de las estrellas fallidas podrían albergar vida

Las nubes de las estrellas fallidas podrían albergar vida

¿Que tienen en común las estrellas fallidas y la vida extraterrestre? Un estudio indica que en las nubes de las enanas marrones puede haber proliferado vida.

Si hablamos de vida extraterrestre en lo primero que pensamos es en planetas rocosos como la tierra, con mucha agua y que estén a una distancia prudente de su estrella madre. Finalmente, esas son las características que tiene nuestro planeta. No podemos culparnos por pensar en buscar lugares con características similares a las que nos otorgaron la vida.

Desde hace mucho los científicos examinan el espacio en busca de planetas similares al nuestro con la esperanza de que en alguno de ellos pueda haber prosperado la vida. En los últimos años, gracias al telescopio espacial Kepler, hemos encontrado varios exoplanetas candidatos en los que posiblemente pueda haber vida de algún tipo.

Un estudio reciente conducido por Jack Yates, de la Universidad de Edimburgo en Reino Unido, se encuentra examinando el espacio en busca de vida, pero no busca planetas rocosos sino, enanas marrones.

Las enanas marrones son objetos estelares que no tienen la suficiente masa para sostener una reacción nuclear y brillar como una estrella, pero que, por su composición, tampoco son consideradas gigantes gaseosos como Júpiter. Estos objetos a mitad de camino entre una estrella y un planeta poseen, en las capas superiores de su atmósfera, condiciones de temperatura y presión muy similares a nuestro planeta, por lo que no es descabellado pensar que la vida pueda prosperar en esta zona.

Claro, la vida de la que hablamos es más bien microbiana, aunque algunos investigadores no descartan la posibilidad de que organismos más pesados y complejos puedan existir, si existen vientos favorables.

«No necesariamente necesitas un planeta rocoso con una superficie [para albergar vida]»

Jack Yates, Científico planetario en la Universidad de Edimburgo

La idea de buscar vida en la atmósfera de las enanas marrones se basó en el trabajo de Carl Sagan, que en 1976 propuso que en las capas superiores de Júpiter podría desarrollarse vida microbiana como la que existe en la atmósfera de la tierra y que ya los biólogos de la tierra conocen muy bien desde hace muchos años.

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Desde entonces, los investigadores han buscado indicios de vida inclusive en la atmósfera de Venus, muy por encima de su letal superficie. Pero un descubrimiento reciente ha hecho que los investigadores consideren a las enanas marrones también como candidatas.

En Marzo de 2013, descubrieron una enana marrón a 7 años luz de distancia que bautizaron como WISE 0855-0714. Lo que hace especial a la WISE 0855-0714 es la presencia de lo que parecen ser nubes de agua en su atmósfera. Según los investigadores, teniendo el tamaño, la densidad y ubicándose a la altura correcta, algunos microorganismos podrían prosperar en la atmósfera de este mundo a mitad de camino entre un planeta y una estrella.

Los investigadores han descubierto que ciertas capas de la atmósfera de las enanas marrones poseen una temperatura templada, similar a la de nuestro planeta. Pero la proliferación de la vida depende de otros factores además de esto. La atmósfera de las enanas marrones posee muchos elementos de los que depende la vida en la tierra como el carbón, el oxígeno, el hidrógeno y el nitrógeno. Pero junto a todo esto, es necesario que el ambiente también colabore con los microorganismos para poder prosperar.

Júpiter y Saturno poseen vientos ascendentes, los cuales, de existir también en las enanas marrones, ayudarían a los microorganismos a mantenerse a una altura adecuada, pues, si se elevan demasiado, se congelarían en el frío espacio y si bajan demasiado, se quemarían en la superficie de la casi estrella en la que se encuentran.

Los investigadores esperan con ansias el lanzamiento del telescopio espacial James Webb, que se espera para octubre del 2018, el cual relevará al Hubble en su labor de exploración espacial y contará con instrumentos mucho más avanzados para esta tarea, como los de lectura infrarroja que servirán para evaluar la atmósfera de las estrellas fallidas.

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Comprobar la existencia de vida en la atmósfera de las enanas marrones requeriría reconocer una firma espectral de subproductos de actividad microbiana como el metano o el oxígeno y poder diferenciarlo de otros procesos que pueden producirlos.

De ser así, quizás la vida en la tierra empezó en algo como la atmósfera de una enana marrón y luego fue traída a nuestro planeta por un asteroide, o quizás inició en las capas superiores de nuestro planeta cuando este tenía una superficie inhóspita para la vida. Encontrar formas de vida en la atmósfera de una enana marrón podría guiar a los investigadores a un mejor entendimiento de cómo inició la vida en nuestro planeta y también de como la vida puede prosperar en lugares que no imaginamos.

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Fuente: Science Magazine

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